Tengo un amigo al que siempre le ocurren cosas "divertidas" debido a que es un pelín torpecito... y voy a aprovechar que no lee mi blog para compartir alguna de esas anécdotas, porque como dice el Bonico del To, las cosas a la espalda no duelen... cuando molestan es a la cara :-)

Para no revelar su nombre, le llamaremos Pedro José García, en adelante Pedro J, aunque este no sea su nombre real.

Rondábamos los 15 añitos y estábamos en los recres del pueblo, donde solíamos echar las tardes de los viernes. En ese momento estábamos Tico y yo a mitad de una emocionante partida de ping-pong. Creo recordar que iba ganando yo... Tico era bueno, pero yo llevaba la cuenta de los puntos. Pedro J. andaba en paradero desconocido en ese momento. De repente, sin previo aviso, toda la luz del local se fue a la mierda, desde la primera bombilla hasta la última máquina de pinball. Por supuesto todo el mundo corrió hacia las máquinas, dispuestos a reclamar que estaban a mitad de una partida cuando volviera la luz, claro, el viejo truco.

Paco, el dueño cascarrabias, fue a la caja y volvió a subir los plomos trayendo de nuevo la luz y la música al local... Tico y yo nos disponíamos a reemprender la partidita cuando se abrió la puerta del baño y asomó Pedro J. con una cara de culpabilidad que tiraba p'atrás... ¿Pedro, qué has hecho esta vez? No... nada... yo no he sido... creo. Bueno, a ver, estaba meando en el meadero cuando he visto que salía fuego del enchufe que hay al lado, y he visto que alguien había metido un papelito y lo había encendido... con lo que he girado el chorrito hacia el foco del incendio y... lo siguiente es que estaba todo a oscuras!!!

jajajajaja, nunca confesamos, claro... espero que Paco tampoco lea mi blog :-)